Decían que allí dentro todo era oscuro y daba tanto miedo, y dolía tanto... Decían que no se atrevían a entrar y por eso nunca fueron capaces más que de ver el gris de fuera, imaginar el negro de dentro e ignorar el brillo real.
Y entrando por primera vez, con el corazón a mil, con el alma a millones de latidos por minuto, con los sueños al máximo y las ganas temblando.
Y estando por primera vez encerrado voluntariamente. En la cárcel de tus costillas. Atrapado en la miel de tus sueños.
Y por primera vez, acariciando.
Sintiendo.
¿Dónde estaba el miedo? Preguntamos. Nos preguntamos.
Y sin mediar palabra, sin rodar miradas.
Entendimos lo poco que entendían esa magia. Entendimos lo poco que nos conocíamos y lo mucho que perdimos por culpa del miedo.
Entramos en tantos sitios oscuros que creímos que la luz no existía. Pero nos equivocamos.
¿Dónde estaba el miedo? Preguntamos. Nos preguntamos.
Muy bonito y muy bien hilado.
ResponderEliminarHay veces que nos vemos rodeados de unas tinieblas tan densas, envolviendo algo tan brillante como es la unión sincera entre dos individuos, que nos cortamos las alas y las tiramos a un canasto sin ni siquiera sacar una linterna y asomarnos a mirar. Bravo por los valientes.
Espero que no te hayas perdido entre metáforas y que podamos disfrutar pronto con algo nuevo.
Un beso.
Muchas gracias. Espero yo también que nunca se me vaya la inspiración para siempre.
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