29 de febrero de 2012

29.04.2008~ Porque te lo mereces.


Porque nunca llegué a grabar todas las canciones que te escribí.

Y supongo que no leerás esto, seguramente ni sepas que existe este blog, al menos por ahora, pero tengo que hacerlo.

¿Recuerdas? Porque yo recuerdo todo.
Recuerdo nuestra lucha de niñas por los bancos del parque, una lucha que ganamos. Recuerdo cuando empezamos a escribir letras, con solo 12 años. Nuestro amor por la música que tú acabaste abandonando y pasandote al reggaeton, al mismo tiempo que me abandonaste a mi. Recuerdo como pintábamos donde no debíamos y como huíamos de la policía.
Las mañanas, las tardes, y las noches en tu casa o en la mía. Pasar las madrugadas al teléfono porque no eramos capaces de dormir por culpa de una película de miedo. Aquellos veranos paseando por la playa y haciendo concursos a ver quien sacaba la foto más bonita a la puesta de sol.
¿Recuerdas? Cuando creímos que nos habíamos enamorado por primera vez. Y la siguiente siempre era la primera.
Ir con un cuaderno a todas partes hasta formar 'La norma' un día 29.
Las tardes de lluvia en la azotea y las mañanas de sábado en el mercadillo.
Llorar abrazadas, cuando nos separabamos y cuando nos volvíamos a ver después de dos meses.

Seguramente ya ni pienses en mi, ya que no te resultó tan difícil largarte con gente de mentira, de esos que te ponen buena cara por delante y por detrás te dan la puñalada.
Aun estoy preguntándome el porqué, y eso que ya han pasado más de tres años. Y es que no quiero creer que te separaste de mi solo por decirte lo que pensaba. Supuestamente teníamos confianza. No, debió haber algo más, que no me dijiste.

Hace dos años te escribí la única carta en todo este tiempo que te dí, y la rompiste sin siquiera tener valor de hacerlo mirándome a los ojos. ¿Tanto daño te hice? Realmente, aún sigo sin saber porqué.

Pero a pesar de todo, estoy aquí escribiéndote como una imbécil, porque tu cumpleaños es el único que recuerdo perfectamente de todas las personas importantes que han pasado por mi vida, por todas las veces que lo celebramos.
Y decirte, que aún te echo de menos. Echo de menos aquellos momentos, y escuece que mi adolescencia y lo que sea que se pueda llamar mi vida de mierda de ahora, no haya sido con la misma persona con la que pasé mi infancia. Al final nada fue como esperabamos, ¿Eh?

Ahora debo odiarte, por dejarme sola en aquel momento, justo al principio de la peor etapa de mi vida, que aún sigue durando, justo cuando más te necesitaba. Ahora debo odiarte. Pero te doy las gracias, porque al menos me diste una infancia.

Felicidades.

Esto es lo que me robó el silencio. 29 de febrero.

28 de febrero de 2012

Todo lo que siento.


Pienso decirlo todo aquí tanto si molesta como si no, tanto si lo lee alguien como si no, aunque luego me arrepienta, voy a quedarme vacía, lo necesito.

He pasado ocho meses de mi vida luchando por alguien, sin dejar que la dificultad me frenara, sabiendo desde el principio que era imposible un siempre con él, pero, ¿Y qué? ¿Acaso yo necesitaba un siempre? Solo necesitaba el tiempo suficiente.
Desde que lo conocí solo supe aprender a vivir para enseñarle a vivir a él, era el porqué de que sacara fuerzas todas las mañanas a pesar de llevar viviendo 3 años sin alma. El imaginar su sonrisa al final de cada semana, el pensar que para cualquier problema yo iba a estar ahí e iba a intentar solucionarselo, o al menos animarle a luchar. Solo eso me hacía feliz.
No puedes evitar enamorarte de la persona que hace que estés viva, solo con sonreir. Que con darte las gracias hace que te sientas la persona más afortunada del mundo.
Y te das cuenta cuando es el único mótivo, cuando te abraza y pides silencio alrededor para escuchar los latidos de su corazón, cuando lloras de felicidad cuando está bien y de impotencia cuando está mal, cuando piensas que te importa una mierda si es contigo, mientras él esté bien.

El día que dije que su felicidad me importaba más que la mía lo decía en serio.
Lo que más me ha dolido no ha sido perderle, ha sido que creyendo hacerle feliz, lo único que hacía era todo lo contrario.
Siempre estuve bien teniendole lejos, pero sabiendo que estaba ahí, sabiendo que iba a acudir a mi con cualquier problema y que yo iba a ser quien le apoyara en lo que fuera.
¿Acaso el amor tiene que implicar llevar una relación?
Por una parte, pequeño, te doy las gracias, aun pensando que eres completamente imbécil, por joderte a ti con tal de hacerme feliz a mi. Tal vez mucha gente no lo crea, piense que es una forma de hablar, o una forma de quedar bien, pero yo lo digo bien en serio, que prefiero que seas feliz lejos de mi, a que seas infeliz a mi lado.
Te doy las gracias por hacerme la persona más feliz del mundo durante este tiempo, aunque haya sido mentira. Aunque lo hicieras porque creías que debías. Yo sé que he sido feliz contigo y es suficiente.
Por otra parte, no vuelvas a hacer eso. Y sé que te dará igual lo que yo te diga, que eres así de cabezota, y que vas a hacer lo que crees que debes aunque te hagas daño a ti. Pero creeme, nadie puede ser feliz eternamente viviendo en una mentira. Haz lo que sientas, siempre.
¿Sabes? que pase lo que pase, voy a estar contigo siempre. Sé que te lo he dicho un millón de veces y tal vez no lo hayas creido, tal vez crees que no te lo mereces, pero siempre que lo necesites, sabes donde estoy. Seguirás preguntandote porqué, pues te respondo, te mereces que esté a tu lado, porque eres la única persona en el mundo, capaz de hacerme levantarme todos los días de la cama, simplemente por existir, porque solo contigo puedo hablar de 'yasabesqué' como si fuera una conversación normal. Porque eres el único que me ha hecho sentir que puedo servir para algo en este mundo de mierda al que odiamos.
Has hecho las cosas mal, no por mi, no lo digo por mi, aunque me hayas hecho sentir mal. Lo digo por ti, porque no te has sido fiel y no has actuado según tus sentimientos. Supongo que con el tiempo aprenderás a vivir... Suerte, porque yo aún no lo he hecho.

Lucha por lo que quieres, porque puedes conseguirlo. Deja de torturarte, porque nada es tan imposible. Eres una persona fuerte, aunque a veces te hundas. Eres la persona más fuerte que he visto en el mundo. Aprende a no odiar, porque solo acabarás odiándote. Creeme, que sé bien de lo que hablo. Ama lo menos posible, pero cuando lo hagas, hazlo de verdad, con todas tus fuerzas, y dalo TODO por lo que quieres. Si amas de verdad nunca te vas a arrepentir, pase lo que pase. Llora cuando lo necesites. Ríe cada vez que puedas. Ten algo de esperanza, porque tal vez no queden demasiadas personas buenas, pero sí quien te va a dar motivos para seguir aquí.
No existen 'siempres', ni 'nuncas', ni promesas, ni completa sinceridad, pero tampoco existe utopía y yo sigo creyendo en ella. Porque todos necesitamos una ilusión, porque puede que yo esté loca por pensar así, y sé que he sido la tía más desgraciada del mundo en algunas ocasiones, pero también he sido la persona más feliz.
Te preguntarás, ¿A qué viene esto? Quiero que seas feliz, y sé que ahora, te apartarás de mi. No sé durante cuanto tiempo, pero te conozco y crees hacerme daño. Por eso te apartarás. Y quiero que cada vez que leas esto, tengas un motivo más para avanzar mientras no hables conmigo.

Esto no lo escribo por lo que siento por ti, esto lo escribo por lo que eres. Porque te lo mereces.
Porque al final, tú me has enseñado a vivir.

Esto es lo que me robó el silencio, es todo lo que siento.

26 de febrero de 2012

Soy.


Soy solo esto, y valgo aún menos.
No me merezco la mitad de lo que tengo. ¿Quieres saber lo que soy? Vale.
Soy quien lucha demasiado por algo que quiere, hasta conseguirlo, para luego no saber conservarlo.
Soy quien dice que no llora, porque no puede llorar cuando quiere, pero siempre acaba haciéndolo cuando intenta contener las lágrimas.
Soy quien dijo que sería fuerte, que cambiaría, que seguiría hacia adelante, y sigue estancada en el mismo momento en que dieron el primer golpe a su vida.
Soy una niñata que bebe demasiado los fines de semana, que hace daño a gente que quiere y que ayuda a quien no se lo merece.
Soy una hipócrita, porque los odio a casi todos, y aún así, les sonrío, y les hago creer que podríamos ser amigos, que yo puedo contar mis secretos y ellos me pueden contar los suyos.
Soy la que quiso matar, y la que quiso morir, por culpa del odio.
Soy la que dijo que aprendería a vivir en este mundo, pero jamás aprendió. Y sigo odiando cada uno de sus rincones.
Soy quien creyó que merecía la más mínima muestra de amor por su parte. Pero se equivocó, era ella quien lo merecía. Porque yo solo supe hacer daño.
Soy la que necesita morir y resucitar una vez a la semana.
Soy lo que tú no quieres, y lo asumo.

Esto es lo que... bah.

¿No te he decepcionado demasiado?


Siento que soy yo la que me lo cargo todo. Tú no me mereces y yo no te merezco.
¿Crees de verdad que valgo tanto? Si llevo toda mi vida huyendo.
Lo rompo. Rompo sentimientos, por llorar, por gritar, por culpa de no poder controlarlo. Porque no puedo evitar que el alcohol me controle, porque bebo demasiado y hablo.
Y en realidad no lo siento, solo quiero vivir esto. Pero creo que voy por el camino correcto y de repente me veo en otro completamente distinto.
Y la he cagado. Y la he cagado un montón de veces.
¿Por qué ibas a quererme a mi? Si solo soy alguien que no sabe seguir viva, que solo se preocupa por ti, y no por ella misma, soy una cobarde, que se deja llevar por la vida, y eso es lo peor que podemos hacer...
Desde ahora, sería capaz de cambiarlo todo, por esto que tenemos.
Te diría que no voy a volver a rendirme ante los sentimientos de impotencia, que no voy a volver a equivocarme de camino, que voy a ser como realmente quiero ser. Pero, después de lo que pasó, ¿Funcionaría? Quiero decir, ¿No te he decepcionado ya demasiado? Porque a mi sí. Sí, me he decepcionado.
Me he pasado. Mucho.
Lo siento, tú no te mereces soportarme y yo no merezco hacerte ese daño.
Es triste, que siempre haya querido solo hacerte feliz, y al final, por culpa de mis mierdas, solo consiga rallarte una y otra vez.

Yo, voy a hacer que todo funcione. Lo prometo. Tú, confía en mi. Solo una vez más.

Esto es lo que me robó el silencio, solo un domingo. ¿En serio?

23 de febrero de 2012

Latiendo.

Con el corazón en un puño y la rabia latiendo en su pecho.
Como si todo fuera tan frágil, y tan fácil de romper.
Pasando los días soñando mirar al cielo. No tienes la esperanza, porque no quieres cogerla.
Las lágrimas, preciosas. El amor, pudriéndose.
Míralo un segundo, ¿Dónde está el presente?
Fuimos como gaviotas. Alzando el vuelo, comiendo sobras. Aprendiendo a robar sentimientos de corazones que se desbordan.
No morirás sin haber sido nadie, has salvado recuerdos.
No recordarás todo lo que salvaste, tan solo los miedos.
¿Qué contarás a tus nietos? ¿Que un día fuiste libre? Tan solo un día de los cientos que viviste.


Esto es lo que me robó el silencio, latiendo.

20 de febrero de 2012

Vamos a escapar.


Sonríe. Porque vamos a escapar de aquí. Vengo a buscarte para largarnos de esta mierda.

Sí, olvida esa hipocresía, olvida esta lucha constante, las lágrimas, la impotencia, tener que cerrar los ojos cuando te los abren a la fuerza solo para que veas las desgracias que ocurren a tu alrededor y sufras por ellas sin poder hacer nada.
Nos largamos. Nos largamos y vamos a acabar con esto.
Mírame a los ojos. Mira mi sonrisa. Sabes que nunca te he mentido.

Pronto no tendremos que decir que pertenecemos a este mundo al que odiamos. Pronto lo olvidaremos todo.
Nos veremos al otro lado, y nos abrazaremos con todas nuestras fuerzas. Empezaremos de cero y construiremos nuestro propio mundo, un mundo perfecto, hecho a nuestra medida.
Volaremos con nuestras propias alas, sin tener que comprarlas. Sonreirémos por el simple hecho de haber sobrevivido a este lugar horrible y podremos hacer más que vivir.
Escucha: Se acabó el mentir. Se acabó el sonreir sin motivo. Vamos a escapar.
Vamos a escapar de las pesadillas, de esas miradas vacías, de el pasado que nos destroza y del futuro que pretende destrozar nuestro presente.
Adonde vamos no existe el tiempo, ni el miedo, ni el rencor, ni la rabia, ni la impotencia. Adonde vamos solo existe libertad.

Vamos, sonríe, porque pronto vamos a escapar.

Esto es lo que me robó el silencio, cuando quedaba un día menos para escapar.

Cosas que tú tirarías.


He estado ojeando mi estantería de recuerdos.
Está llena de polvo, de mucho polvo y parece el escritorio de un científico loco que abandonó su trabajo hace siglos.
Llena de cosas 'sin sentido', papeles y tickets, algunos libros viejos y figuras medio rotas. Chapas de redbull y alguna foto desgastada.

Solo hace un año que vivo en esta casa, pero pareciera que han pasado cientos si miras esa estantería.
Muchos pensarán que es una colección de cosas inútiles. Pero para mi, cada estupidez que coloqué un día en ella, es un recuerdo importante de mi vida.

La foto de mi abuelo que murió cuando yo tenía 12 años.
El hada que me regalaron mis padres cuando cumplí los 17 y la que me regaló un gran amigo cuando supo que me gustaban las hadas. Los planes que hice con él para huir de mi vida y que acabaron en nada. Porque jamás podré huir de mi pasado.
El 'anillo' que me hizo con el ticket del autobús alguien que supo comprenderme cuando nadie más lo hacía. La mariquita de 'asaberquématerial' que nos encontramos por la calle.
Los pendientes que me regaló quien me aseguró que algún día nos separaríamos para siempre. Y yo no le creí.
La chapa de monster que una gran persona quemó para hacerla especial. Le he fallado tanto...
El tenedor de plástico que me puse en el pelo para recogermelo en la piscina. Aquel día en que no podía parar de pensar en lo mismo.
Los muñequitos de Kinder sorpresa que me regaló mi hermano.
Libros que me han regalado personas especiales.
Aquella figurita de Jack Skeleton que hizo con sus propias manos alguien que me sorprendió gratamente. Un poeta en el que no quise confiar.
El ticket de cuando compramos unos cordones en Foot locker, la última vez que te ví.
La muñeca de Jessy, de Toy story que me regaló una gran amiga a la que no volveré a ver.
Las chapas que compré en aquel otakon donde creíamos que los chicles que nos regalaron debían de tener algo raro.
El pinypon que me regaló una chica que dejó de ser especial.
Aquel unicornio de juguete con el que jugaba de pequeña.
Un papel que simplemente me recuerda un buen día.
Un mini osito de peluche que me regaló alguien que es como mi hermana. Aún huele a su colonia.
Y un puñado de polvo que me recuerda que ha pasado más tiempo en mis recuerdos que en mi vida.

Estupideces de las que no me quiero deshacer y no lo pienso hacer jamás.

No quiero huir de mi pasado. Pasen las cosas, las personas, o las lágrimas que pasen.

No huiré de mi pasado.

Esto es lo que me robó el silencio, revolviendo los recuerdos.

14 de febrero de 2012

Te vuelvo a echar de menos.


Y de nuevo me pregunto si me escucharás. Claro que sí. Siempre lo haces.

Te mentiría si te dijera que las cosas van mal. Van demasiado bien, lo suficiente como para que las odiemos. Tanto que aún seguimos sin poder vernos.
Supongo que seguirás por ahí, en algún rincón, mirando al infinito, como te solía encontrar. Esperándome. Algún día volveré. Aunque no sea en esta vida.

¿Sabes? Echo de menos tus consejos. Qué absurdo, ¿Verdad? Sí, aquellos que pensaron que estaba loca pensarán que aún lo sigo estando. Pero ya no pueden intentar encerrarme.

Por aquí los días son demasiado cortos, y casi es peor a que sean largos. Todos los días son iguales y no hay demasiados motivos para levantarse feliz por la mañana. Aunque siempre se intenta encontrar alguno.
¿Ellos? Más patéticos que nunca. ¿Yo? Más sola que nunca. Pocos quedan de aquellos en los que me apoyaba cuando te fuiste. Han ido alejadose poco a poco y apenas quedan 1 o 2. Nadie nuevo en quien confiar.

Me voy cansando cada vez más de intentar encajar. Me voy cansando de tener esperanzas y de confiar en encontrar a alguien que merezca la pena de entre todos estos seres estúpidos. Creo que nadie nos comprenderá.

He aprendido a vivir aquí. Sí. Ya sé finjir sonrisas, sé llevarme bien con la mayoría, sé cómo actuar en cada momento y que tengo que hacer como que soy igual a ellos. Seguramente, te decepcionaría verme ahora. O tal vez te sintieras orgulloso.
Ahora soy como ellos. Pero sigo siendo yo. No sé si sabes lo pesada que es esa carga.
Imagina que sin cambiar, tuvieras que acostumbrarte a mantenerte tal y como pensamos siempre, y además aprender a pensar como esos que odiamos. ¿Es duro, eh? Por suerte tú nunca deberás intentarlo siquiera.
Y no, sigo sin envidiarles nada.

Por lo demás, bueno, hay alguien que nos entiende, alguien a quien nunca llegaste a conocer, pero sé que te gustaría. No me preguntes porqué, es el tipo de persona en la que tú confiarías.

A veces pienso en por qué te fuiste. No sé si de verás pensabas que debías hacerlo, no sé si algo te obligó, y no sé si quisieras volver algún día. Pero creeme, yo sigo esperandote. Y lo haré siempre. Eres la parte más importante de mi, y es imposible deshacerme de ti.

Tú me enseñaste a pensar en soledad, a llorar en silencio, a levantarme con una sonrisa y a no perder nunca las ganas. Tú me enseñaste a volar. Tú me enseñaste a amar al odio, haciéndome entender que por muy despreciable que sea el mundo en el que vivo, siempre quedará el alma, los sentimientos, el poder para hacer realidad cualquier cosa que deseemos, ya sea física o psicológicamente. Siempre hay salidas para todo , ¿Verdad?

Sigo teniendo en cuenta cada una de las palabras que me dijiste algún día. Y, no te preocupes, no he crecido tanto.

Sigo recordando que creer es crear.

Esto es lo que me robó el silencio. Digan lo que digan, hoy es un martes cualquiera.

13 de febrero de 2012

Cuando solo queda el recuerdo.


Cómo me encantaría volver allí.
Allí donde nada dolía. Aquellos años en los que no planeabas lo que iba a pasar mañana, simplemente aprovechabas el momento, y no costaba tanto como ahora.

Donde tu mayor problema era que mamá te iba a hacer de cena algo que no te gustaba, no tenías la muñeca cara que te encantaba o no te dejaban pasar más tiempo en los columpios.
¿Dónde quedó aquello? ¿Dónde quedó esa ilusión? Llegar a casa y jugar con cualquier cosa. Pasar horas y horas inventando historias con tus muñecos, no cansarte nunca. Arrastrarte por el suelo hasta despellejarte las rodillas, saltar en los sofás, esconderte debajo de la cama y pedir que te dejaran la luz del pasillo encendida hasta que te durmieras.
Cómo me encantaría volver a crear historias tan fantásticas sin necesidad siquiera de muñecos. Un par de amigos y, con imaginación ya podíamos jugar a cualquier cosa.
Cualquier sitio era bueno para construir una cabaña y pasarse días divirtiéndose.

A veces pienso que ojalá no hubiera aprendido tanto. A veces me gustaría no haberme decepcionado nunca, no haberme enamorado, no haber aprendido a odiar, no haber abierto los ojos de esta forma tan cruel. A veces me gustaría seguir ciega ante el mundo, no entender de sentimientos, no saber lo que ocurre en paises no tan lejanos al mío, donde la gente muere solo por vivir allí, sin haberlo decidido. A veces me gustaría no ver como las personas se matan entre ellas por un trozo de tierra, por un trozo de metal, por un trozo de papel. No haber sabido jamás que no tenemos elección, que si el destino está escrito es por culpa de los mismos que escribieron eso que llaman leyes, derechos y deberes, en los que solo se cumple lo malo.

Pero he aprendido, he crecido, contra mi voluntad, como todos los demás. Pero yo tengo algo a mi favor, y es que, a pesar de haber abierto los ojos y haber visto mucho más de lo que me gustaría, conservo esa parte de mi, que cuando está mal, cierra los ojos, abre el corazón y deja salir el alma para dejarla volar a aquel lugar donde todo es perfecto, donde todo es tal y como lo creé un día.

Esto es lo que me robó el silencio, cuando solo quedaba el recuerdo.

9 de febrero de 2012

Si algún día decides irte lejos.


Recuerda.

Que un día todo estuvo roto, que un día quisiste largarte. Irte tan lejos, que nadie supiera tu nombre, que nadie recordara tu pasado. Irte allá donde pudieras ser otra persona.
Recuerda que un día dijiste "este es el mejor día de mi vida" aunque más adelante creyeras lo contrario. Que tuviste sueños. Que te abrazaron.
Recuerda, que hubo una vez en que alguien secó tus lágrimas, en que lloraste sobre el pecho de alguien que te lo ofreció.

Hubo un tiempo en el que confiabas. En el que eras feliz con las cosas más estúpidas y simples. Hubo un tiempo en que hacías planes de fin de semana, que reías hasta llorar y llorabas hasta que alguien te hiciera reír.
Recuerda que supiste amar, y reconstruir tu corazón roto. Que superaste aquellas noches de soledad y llantos, de oscuridad y locura. Recuerda que luchaste. Que hubo un tiempo en que estuviste contra todo, en que sentías que nada ni nadie iba a permitirte avanzar, pero finalmente lo conseguiste.

Piensa en aquella mirada, en aquella sonrisa, en aquel instante, aquel número, aquellas palabras que te hicieron sentir la persona más afortunada del mundo.

Recuerda aquellos errores, por los que aprendiste. Aquellos que te destrozaron. Recuerda que hubo gente que jugó contigo, por desnudar tu alma. Todas las promesas que cumpliste, y las que no. Las que jamás se formularon. Todas las promesas que te hicieron y aún estás esperando.

Recuerda cada decisión que te hizo sentir orgullosa. Cada momento en el que te tuviste que poner al frente de cien caminos y elegir tan solo uno.

Y si algún día decides irte lejos. Recuerda lo que un día fuiste, porque es lo que eres y serás.

Esto es lo que me robó el silencio, ¿Hoy no hay luna llena?

5 de febrero de 2012

Lucho con miedo, pero lucho.


Tener miedo es lógico, de hecho, lo preocupante sería no tenerlo. Pero yo aprendí a vivir con él.
Llegué a la conclusión de que tomase el camino que tomase, siempre acabaría ocurriendo algo malo, tanto si decides hacer lo que quieres, como si decides hacer lo que debes, como si te quedas quieto. Cada paso que damos para adentrarnos en la felicidad es un paso menos para llegar a la tristeza. Así como cada paso que damos para caer en el vacío de la tristeza es un paso menos para volver a ser feliz.
Esta absurda vida es un bucle de penas y glorias, de sonrisas y lágrimas, de sueños y desesperanzas. Y eso no lo cambia la actitud.
Oh, no. La solución no es quedarse quietos. No es esperar a que llegue todo solo. Tampoco buscarlo. Realmente da igual lo que busques si el sentido de la vida no depende de ti.

El sentido de la existencia se trata de aprender, que, pase lo que pase, vamos a ser felices, vamos a ser desgraciados, unos más que otros, en algunas épocas más que en otras. Pero todo será siempre igual.
La clave de la existencia no es la felicidad, si no la sabiduría. Aprender. Aprender a asumir riesgos, aprender a sonreirle a la tristeza y esperar con ilusión, aprender a disfrutar de los malos momentos, sacandole jugo incluso a las lágrimas, puesto que cualquier instante que pasemos con los pies en este mundo, sirve para algo.

Claro que tengo miedo a perder, claro que tengo miedo a llorar, claro que temo que se derrumbe lo que construí, pero tal vez, si algún día se derrumba, me daré cuenta de que lo construí con los materiales equivocados, y ya habrá servido de algo ese derrumbamiento.

Lucho con miedo, pero lucho.

Esto es lo que me robó el silencio. Domingo 5.