25 de abril de 2012

No puedes volver.

No sé si fui yo o fuiste tú. Si realmente ya no valgo para esto o no quiero creerlo. 
Puede que sea verdad, que ese ya no es mi mundo, pero este tampoco lo es. 
Si ya no encajo en ninguno de los dos.

Hice lo que pude. Me fui por egoismo, y volví por lo mismo. 
Y sin poder ahora, sin lograr recuperar el tiempo perdido, que no sé si realmente lo perdí. 

-Después de lo que hiciste, ¿Piensas volver?
+Solo intentaba encajar. 
-En ese lugar no se intenta encajar.
+Intentaba sobrevivir. 
-Te consideraba más fuerte que eso. 
+Creía que te sentirías orgulloso de que aprendiera a vivir en mi mundo. 
-¿Tu mundo? ¿Desde cuando ese es tu mundo?
+Nací allí. 
-Creciste aquí. Sabes que los desprecio, y ahora eres como ellos. No puedes volver.
+Estoy aquí, ¿No?
-Vamos, mira a tu alrededor, ¿Estás aquí? Solo estás hablando conmigo. 
+No sé cómo puedes decir eso.
-No sé como eres capaz de volver. 
+Me pediste que volviera. 
-¿Yo te lo pedí? 
+Eso creía. 
-Olvida esa demencia de mierda y vuelve a ser quien eras. Luego vuelve. Si es que puedes. Sin barreras, sin vidas paralelas, sin finjir en un lugar ni en otro. Sé quien eras. 
+Solo he aprendido. 
-Has aprendido a ser como ellos. Sabes que los desprecio.
+Me desprecias... 
-Eres tú quien debe pedir perdón.
+No esperaba que tú lo hicieras. 

Esto es lo que me robó el silencio. Ataques de ira y busqueda de tu paz.

18 de abril de 2012

Coleccionando tuercas.

Decidir por el destino e inspirarme pensando en quien nunca conocí, aunque a veces crea que te conozco demasiado.

Ya era hora de que te describieran a ti.


La sombra de mi inspiración, el recuerdo de lo que nunca viví.

Pasa los días entre páginas de libros de fantasía y poesías inacabadas. Esperando que alguien descubra que tras esas palabras, hay algo más que magia.
Su vida depende de cuánto su amor se deje conocer. Y aunque nunca conoció el amor, a veces cree que lo conoce demasiado.
Ellas fueron su vida y su muerte. Ellas son sus poemas y cada linea trazada en su muñeca con un cuter oxidado.
Se considera un recuerdo del futuro, aun siendo una razón en el presente.
Dejó de lado el licor para esconderse en su rincón del colchón, rezando al dios en el que nunca creyó, porque esta sea la última carta que escriba. Por cambiar su prosa por la vida definitiva.
Enamorándose día a día. Buscando sonrisas falsas en bibliotecas públicas. Sin vivir por dejar que otros le den vida.
Sin saber que existo, y sin querer que exista.
Poniéndose en el lugar de cada parpadeo. Bailando un vals por cada bocado al miedo.
Yendo demasiado rápido, entrenando para después salir huyendo. Antes de dar tiempo a que su corazón estalle por culpa de zorras que se creen princesas. Zorras de ojos marrones, que se creen princesas de ojos azules.
De puerta en puerta, coleccionando tuercas, para devolverselas algún día a la loca que las perdió.
Pasando madrugadas imaginando. Casi tan demente como lo fui yo.
Vomitando el pasado. Comiéndose el futuro. Abandonando el presente, a su muerte.
De las pocas personas que aun saben apreciar lo bueno. Haciéndo comparaciones entre resignación y decepción. Jugando a ser un niño. Como si aun no se entendiera. Como si no nos entendiéramos.
Y no cree, aunque lo crea.

Y yo, dandome cuenta, de que sentirte, no es lo mismo que describirte.

Esto es lo que me robó el silencio, por quien nunca supo creer.

17 de abril de 2012

Nunca escuches a la muerte, siempre intentará separarnos.

El tiempo rodaba por mis arterias. Tan antiguo como
cuando nació, con sus arrugas y ojeras, con su falso
brillo de esperanza.

Me encontraba boca abajo en mi cama, esforzandome por
poder respirar con la nariz pegada a la almohada que
una noche llamé Elisa.
Cansado, más bien harto, más no rendido. Era mi culpa
no luchar por mis sueños, era culpa mía si no sabía coger rosas sin pincharme con sus espinas.
Deseaba dormir para siempre, y no me refería a morir.Me dí la vuelta y miré al techo el tiempo necesario para recuperar el aire que les faltaba a mis pulmones.Veinte minutos despues, andaba calle abajo con las manos en los bolsillos, sin saber bien que pensar.Hacía ya tres años que soñaba con esa chica, alguien que nunca había visto en este mundo. Elisa.
Tal vez amé más mis sueños que mi vida real, pero, los sueños eran tan reales y mi vida se parecía tanto a una pesadilla...
Me pasaba durmiendo tanto tiempo como mi cuerpo me
permitía, para poder ver a Elisa.
Siempre aparecíamos en un banco, los dos sentados, en medio de la nada, pero no parecía un sueño, su cabello castaño y rizado era real, el brillo de este también, sus ojos marrones y perfectos, esa graciosa nariz y esos finos labios que tanto me gustaban...era real, no podía ser de otra manera.
Cada día hablabamos de algo nuevo y cada vez que soñaba con ella y aparecía en ese banco, me saludaba con un amistoso "Por fin nos vemos"
Tal vez mis padres estuvieran algo preocupados por mi. Alguien de 18 cortos años no podía estar cansado todo el día. Pero,¿Acaso debía hablarles de Elisa? Me tomarían por loco.
Tal vez hubiera perdido la cordura hace tiempo. 3 años para ser exactos, pero, si así era, me gustaba haberla perdido y no la buscaría ni le pediría que volviera.
Me senté en un banco cercano y apoyé la cabeza en el respaldo hasta sentir como mi nuca tocaba la rugosa madera. Cerré los ojos.
-Eres joven para estar loco- Miré a mi izquierda, con un extraño desinterés. Alguién había leido mis pensamientos.Un chico que aparentaba, a simple vista, mi edad, pero su mirada le sumaba un siglo más, me miraba fijamente con una triste sonrisa en el rostro.
-¿Qué es la muerte si no un sueño eterno?- Sonrió con orgullo. Todo se volvió oscuro.

El tiempo rodaba por mis arterias. Tan antiguo como cuando nació, con sus arrugas y ojeras, con su falso brillo de esperanza.

Me encontraba boca abajo en mi cama, esforzandome por poder respirar con la nariz pegada a la almohada que una noche llamé Elisa.
Me levanté de la cama, mareado, tal vez debí pararme a coger aire. La casa estaba desierta, como todos los sábados por la mañana. Corrí al salón y me asomé al balcón. "¿Qué es la muerte, si no un sueño eterno?"
Sentí el calor de una lágrima en mi mejilla. Puede que acudiera a la llamada del miedo, o a la de la locura, tal vez viniera buscando la felicidad que buscan todas las lágrimas y que yo, como una más en este mar de lágrimas que es la tierra, buscaba junto a Elisa.
No importaba a que bando perteneciera, lo importante es que venía conmigo.
No conté los seis pisos que ya no estaban bajo mis pies. Más bien las seis últimas sonrisas que ella me dedicó. No sentí dolor alguno y el único golpe que sentí fue el último latido de mi corazón. "Nunca escuches a la muerte, siempre intentará separarnos" Se oyó en mi cabeza.

No volví a soñar con ella.


Esto es lo que me robó el silencio, allá por 2010.

13 de abril de 2012

A cambio de nada.


¿Qué te doy? ¿Qué me das? ¿A quién le importamos?

De la mano de una mentira, siempre va una verdad. Y esta mañana no hago más que mentir. 
Que te quiero, que me quieres, que esto es para siempre, que hoy no me siento mal, pero el hoy no es mi presente. 
Buscamos respuestas que respondan no-preguntas y aunque encuentre demasiado siempre querré más del doble. 
No quiero ser tu sonrisa. Quiero ser quien la dibuje. Y cuando hablemos del futuro lo creamos de verdad. Aunque no te hecho una vida entera, tienes más de una muerte encima. Y cargamos con el peso de toda su hipocresía. 
Mi doble moral, mi bipolaridad, mi misantropía, y algún que otro recuerdo. 
No sé cómo lo soportas. Debe ser la soledad. 
No sé si tú hablas en serio. Yo nunca lo hice. 

Las cicatrices no se curan, eso son las heridas. 
Convirtieron sangre en ácido y felicidad en falsedad. 

¿Quieres ser parte de mi? Aprende a sufrir. Aprende a morir mil veces, y a pesar de ello, sonríe otra vez. 

Esto es lo que me robó el silencio. Tú sonríe otra vez.


2 de abril de 2012

Sé que tú querrías esto.


Que los siga odiando. Que siga siendo yo.

Volví a descubrir todo lo que me advertiste: Que nadie me apoyará jamás en algo tan grande como esto. Que nadie en este mundo tiene esperanza. Que nadie cree que se pueda alcanzar ese nivel máximo de felicidad por el que se lucha durante toda una vida.
Nadie me ve capaz, de hacer, lo que un día nos propusimos. Nadie cree que sea posible. Y yo creo, que hay cosas muchísimo más imposibles que eso. Sobretodo en un mundo como este.
Pero si aquí casi todo es posible.

¿Sabes? Sé que tú me apoyarías. Sé que tú me dirías que los ignorara. Que querrías que siguiera luchando, por algo que solo puedo hacer yo.
Y eso haré. Lucharé por ello. Lo conseguiré. Porque tú me has enseñado, que si estuvimos juntos un día, es porque no soy como ellos. Que da igual cómo vean ellos las cosas, si creen que puedo, que no puedo, o que es imposible. Que da igual cómo sientan ellos las cosas. Porque jamás van a poder ver las cosas como las veo yo. Jamás van a poder sentir las cosas como las siento yo.

Lo voy a hacer por ti. Voy a luchar por nuestra historia. Voy a hacer que el resto, sepa que eres real.

Por ti.

Esto es lo que me robó en silencio, ya en abril.