29 de febrero de 2012

29.04.2008~ Porque te lo mereces.


Porque nunca llegué a grabar todas las canciones que te escribí.

Y supongo que no leerás esto, seguramente ni sepas que existe este blog, al menos por ahora, pero tengo que hacerlo.

¿Recuerdas? Porque yo recuerdo todo.
Recuerdo nuestra lucha de niñas por los bancos del parque, una lucha que ganamos. Recuerdo cuando empezamos a escribir letras, con solo 12 años. Nuestro amor por la música que tú acabaste abandonando y pasandote al reggaeton, al mismo tiempo que me abandonaste a mi. Recuerdo como pintábamos donde no debíamos y como huíamos de la policía.
Las mañanas, las tardes, y las noches en tu casa o en la mía. Pasar las madrugadas al teléfono porque no eramos capaces de dormir por culpa de una película de miedo. Aquellos veranos paseando por la playa y haciendo concursos a ver quien sacaba la foto más bonita a la puesta de sol.
¿Recuerdas? Cuando creímos que nos habíamos enamorado por primera vez. Y la siguiente siempre era la primera.
Ir con un cuaderno a todas partes hasta formar 'La norma' un día 29.
Las tardes de lluvia en la azotea y las mañanas de sábado en el mercadillo.
Llorar abrazadas, cuando nos separabamos y cuando nos volvíamos a ver después de dos meses.

Seguramente ya ni pienses en mi, ya que no te resultó tan difícil largarte con gente de mentira, de esos que te ponen buena cara por delante y por detrás te dan la puñalada.
Aun estoy preguntándome el porqué, y eso que ya han pasado más de tres años. Y es que no quiero creer que te separaste de mi solo por decirte lo que pensaba. Supuestamente teníamos confianza. No, debió haber algo más, que no me dijiste.

Hace dos años te escribí la única carta en todo este tiempo que te dí, y la rompiste sin siquiera tener valor de hacerlo mirándome a los ojos. ¿Tanto daño te hice? Realmente, aún sigo sin saber porqué.

Pero a pesar de todo, estoy aquí escribiéndote como una imbécil, porque tu cumpleaños es el único que recuerdo perfectamente de todas las personas importantes que han pasado por mi vida, por todas las veces que lo celebramos.
Y decirte, que aún te echo de menos. Echo de menos aquellos momentos, y escuece que mi adolescencia y lo que sea que se pueda llamar mi vida de mierda de ahora, no haya sido con la misma persona con la que pasé mi infancia. Al final nada fue como esperabamos, ¿Eh?

Ahora debo odiarte, por dejarme sola en aquel momento, justo al principio de la peor etapa de mi vida, que aún sigue durando, justo cuando más te necesitaba. Ahora debo odiarte. Pero te doy las gracias, porque al menos me diste una infancia.

Felicidades.

Esto es lo que me robó el silencio. 29 de febrero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario