3 de octubre de 2011

Como si pudiera ser eterno.


-Vive esos treinta minutos que te quedan como si pudiera ser eterno.-


Y esque al mirar el reloj y ver que quedaban tan solo 30 minutos, todo alrededor se desvaneció. Las consecuencias no imporaban y dejó de controlarse, como había hecho las más de 24 horas anteriores, no pensó en nadie, ni siquiera en sí misma, se dejó llevar por lo que sentía, no pensó en lo que la afectarían sus actos.
Necesitaba probar esos labios, sentir que él, y solo él era capaz de acelerar los latidos de su corazón, como no lo había hecho jamás ningún otro, sentirle tan cerca que por un instante pensaran que no iban a separarse jamás.
No importó el tiempo, ni lo que pasaría media hora después, ni las despedidas, ni los remordimientos, ni los "Y si...", solo importaba que había dejado escapar aquello que llevaba reteniendo tanto, y tan poco tiempo a la vez, aquello que la hacía sentir el corazón en un puño, una sensación de vacío inmensa y una soledad de lo más oscura. Aquello que la hacía sentir que lo necesitaba, que necesitaba ser suya, que necesitaba sentir que él le pertenecía a ella y a nadie más.
Y creyó, supo, que aquel instante iba a ser eterno, que aquello era solo el principio, de algo que duraría el resto de sus vidas, que iba a ser la más importante, pero una más de las muchas veces que ocurriría aquello, que le ofrecía su cuerpo y probaba sus labios como si fueran a desaparecer en cualquier momento.
Y así desaparecieron. Pasados 30 minutos, con un suspiro, se alejaron el uno del otro.
Y ella sintió que un trozo de su alma, se quedaba con él. Y no quiso mirar atrás, prefería recordar aquellos cortos minutos, los últimos, los que vivieron como si aquella historia pudiera ser eterna. Soñando con que algún día tal vez lo fuera.
Y esque se volvieran a ver o no, se cumplieran sus sueños, o acabasen en el olvido. Ella ya le había regalado aquel trozo importante de su alma, el más brillante, el más vivo y el que ella más valoraba, el que más protegía.
Y no le importaba donde fuera él, cuán lejos acabaran el uno del otro, quería que aquel trozo tan importante de sí misma, fuera siempre con él, y la volviera loca cada una de las veces que volvieran a verse.

-Y no le importaba donde fuera, quería que su alma permaneciera siempre con él.-

Esto es lo que me robó el silencio, como si pudiera ser eterno.

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