8 de junio de 2011

No me importan las barreras.


Porque moriría si no te volviera a ver, porque solo quiero que sonrías, porque odio a todo el que te hace daño y en especial A ELLA.
Ella, que no te merece y que ha jugado contigo, esa que se lleva los poemas y las historias preciosas y los desprecia como si vinieran de un cualquiera. Ella, la que sabe que la deseas y que darías lo que fuera por estar a su lado. Ella, la que se rie mientras lloras, la que te pega la patada y luego te deja solo. Ahí es cuando vienes a mi, y no me importa si lloras por ella, por él, por ellos o por ti, solo me importa que lloras y que quiero secar tus lagrimas con mis manos, con mi ropa, con lo que sea, y abrazarte, y saber que he conseguido sacarte una sonrisa. La sonrisa que ella rompe una y mil veces.

Y siempre nos separará esa barrera. Siempre sabré a quien amas, a pesar de no comprender como puedes amar a quien te destroza. Siempre sabré que yo solo seré... una amiga. Pero ¿Sabes? No es que me conforme, no, es que me siento la persona más afortunada del mundo, porque el resto creerá conocerte, creerán ser más importantes que yo, porque habrán vivido más experiencias contigo, pero yo cuido lo más valioso que tienes: Tu felicidad. Y lo haré siempre.
Estés con ella, o con cualquier otra. Y todas las veces que te tire al suelo yo estaré para levantarte, enamorada de ti en silencio, envidiandola en silencio, aunque un día muera de dolor, al no tenerte, moriré a tu lado, sabiendo que aunque sea durante instantes, he conseguido hacerte feliz.
Y no me importa esa barrera, siempre estaré al otro lado, estirando mi mano por encima, para agarrar la tuya.

Esto es lo que me roba el silencio cada vez que te pienso.

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