26 de marzo de 2012

Me pierdo en tu caos.


A veces las cosas no salen como esperamos.
Un día vamos cogidos de la mano, paseando por el parque, y al día siguiente ni nos hablamos.

Y es que me perdí en tu caos.
Quise conocerte tan bien que me olvidé de quién era yo. Siempre quise ser solo, una parte más de ti. Un órgano vital. Nunca lo fui.

Conozco tus manías, tus defectos, tus virtudes y lo que pasa por tu cabeza cuando tus ojos miran al infinito.
Me acostumbré a vivir contando los latidos de tu corazón. A llorar esas noches en las que no llamabas, mientras asumía que no te importaba. A sentir cómo me llenaba la felicidad al día siguiente cuando te preocupabas por mi.

Aprendí a enamorarme y a hacerme daño. Soportando el dolor de no tenerte.

Y tú te perdías. Y desaparecías, y volvías, y me odiabas, y me querías, y volvías a perderte. Y me dejabas sola, buscando respuestas que creía que encontraría cuando volvieras a mi lado, diciendo que sería para siempre.

Y nunca encontré aquellas respuestas.
Mi mente te piensa, mi corazón te siente, mi alma se revuelve y las mariposas de mi estómago, se vuelven grises y negras mientras me atiborro a chocolate y palomitas esas tardes que paso mirando tus fotos. Nuestras fotos.

Solo sé que me perdí. Me perdí sin ti. Sin entender nada. Intentando encontrar una sola respuesta a las mil millones de preguntas que me hacía.

Solo sé que me pierdo. Me pierdo en tu caos.

Esto es lo que me robó el silencio. Ya casi acaba el mes.

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