6 de septiembre de 2011

Aún así, esto es lo que nos ha quedado.




Bueno, deja que pase el tiempo, me dijo una parte de mi. Y es que sí, vuelvo a ser yo.

Supongo que habrá que volver de dejar a un lado todo lo que sentí un día, empezar desde cero, guardar en la caja de la experiencia todo lo que he aprendido y no hundirme. Lo último es lo más difícil.
Es fácil saber lo que hacer, lo difícil es tener el valor para hacerlo. Pero es lo que toca.
Me enamoré. Me volví a enamorar aún cuando no acabaron de cicatrizar ciertas heridas, aún cuando me prometí a mi misma no volver a hacerlo, por que sabía como iba a acabar. Una vez más acerté.
Pero si algo me han enseñado estos meses de masoquismo, arañando heridas sin cerrar y echando sal a las recién creadas, es que el dolor te acaba haciendo inmune.
Lloré despues de mucho tiempo, volví a sentir ese dolor, volví a sentirme vencida. Pero luego el mundo dejó de girar, todo se quedó quieto y me di cuenta de que lo mismo que me había destruido me había hecho ser quien era, ser fuerte, fría, pensar como pienso, y saber encajar los golpes de la mejor manera posible.
Es muy posible que mi confianza esté a -100, aun no la he puesto a prueba. O tal vez no ha aparecido nadie que me haya dado la oportunidad de ponerla a prueba. Es muy posible que no tenga en cuenta los sentimientos como antes, o que sea algo más egoista. Pero también sé que he aprendido suficiente como para no volver a fallar, no al menos sin saber que me llevaré, después, algo de aquel error. Y es que, no es malo cometer errores, siempre y cuando aprendamos algo de ellos.

Esto es lo que me robó el silencio, hoy. Sigamos caminando y siendo fuertes.

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