1 de septiembre de 2011

Gracias por esas mentiras.


Ahora he aprendido a no creer en nada de lo que me digan, por mucha sinceridad que vea, porque te acabas olvidando de todo lo que me prometiste.
Te olvidas de que me hiciste creer en un "siempre" y son muchas veces ya, muchos momentos en los que me siento sola, mientras te tengo a mi lado, muchos momentos sintiendo frío, pensando que pronto volverás para animarme, porque eres el único capaz de hacerlo, que al menos te tengo a ti.
Y luego vuelves, sí, vuelves, días después, pidiéndome perdón, como si nada hubiera pasado, y yo sonrío y te digo que no te preocupes, que ya estoy bien. Sí, porque hablo contigo, porque vuelvo a mirarte, y vuelvo a enamorarme, justo en el preciso momento en el que estaba al borde, en el que estaba a punto de querer olvidarte, porque ya me habías demostrado suficiente. Y todo vuelve a repetirse, vuelvo a quererte como a nadie, vuelvo a confiar en tus palabras, vuelves a decir que siempre estarás conmigo, que confíe en ti, que no voy a estar sola nunca más.
Y te vas. Y vuelvo a esperarte días y días sin saber cuando volverás a aparecer, cuando volverás a hacer como si no hubiera pasado nada. Cuando volverás a acordarte de que estoy esperándote.
Ahora sé que todo era mentira, y ya no quiero esperar más, porque no sé cuando piensas volver a ver si sigo esperándote y a sentirte orgulloso de ello. No sé ni siquiera si volverás, o te has ido definitivamente.
Gracias por hacerme confiar, como nunca quise hacerlo, para esto.


~

Y entonces me levanté, despues de meses sentada en el mismo frío suelo, apoyada en el mismo muro, duro y resquebrajado. Y comencé a andar, sin mirar atrás, sin volver a ver aquello que había visto durante tantísimo tiempo. La esperanza, la ilusión, las fuerzas y los sueños. Comencé a andar, sin rumbo, pero sabiendo lo que dejaba atrás.
Y en aquel momento llegó él y no alcazó a ver más que un espacio vacío, y allí, a lo lejos, la figura de una chica caminando hacia el horizonte, una figura que le resultaba familiar, y que sabía que no volvería a ver jamás. Pues acababa de ser abandonado a su suerte.
Decidió esperar, a que mirara hacia atrás, tan solo un segundo, a que lo viera allí, en pie esperandola, buscandola, pidiendo perdón por la tardanza, pero definitivamente, había llegado demasiado tarde.


Esto es lo que me robó el silencio, durante días de soledad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario