4 de septiembre de 2011

Que fácil.


Que fácil, que rapidez para echarlo todo abajo. Apenas cinco segundos para romper algo que he construido en meses.
Que rápido se han convertido los sueños en ilusiones estúpidas, que rápidamente he vuelto a sentirme la persona más inútil del mundo.
No sabía que esto fuera tan frágil, en serio. Que podía volver a llorar de esta manera, que podía sentir este dolor. No sabía que fuera a volver a sentir estas ganas de no volver a ver la luz del sol, solo porque tú no estás.
Buah, sí, he sido una imbécil.
Por imaginar cómo sería septiembre al volver a verte, por creer que esta tarde iba a volver a sentir tu corazón, como siempre que me abrazabas, que escribiríamos nuestra propia historia, con besos, promesas y sonrisas. Pf, sí, es una estupidez.
Que ilusa he sido.

Esto es lo que me robó el silencio, el último domingo de mi vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario