5 de diciembre de 2011

Juro que no lo sé.


Juro que no sé de dónde saco esta fuerza, siendo la tía más débil del mundo.
Ni esta paciencia, ni este orgullo, ni las ganas. Con todas las veces que me he dejado hundir.
Pero sigue escociendo.
Recordar que nunca sale bien, que siempre soy yo la que da todo a cambio de nada y acaba quedándose vacía.
En fín, tengo el orgullo gravemente herido, ahora que sé que he perdido el tiempo y he dado todo lo que he podido de nuevo a alguien a quien no le ha importado lo más mínimo. Supongo que solo ha sido otro juego, de esos que les encantan tanto a todas las personas con las que me topo a lo largo de mi vida, para no variar.

Esto es lo que me robó el silencio. Dos. Solo dos.

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