21 de noviembre de 2011

Miento y mentiré.


Sí, he mentido, tantas veces... Y lo seguiré haciendo si así salvo lo poco que tengo.
¿Que no merece la pena si necesito mentiras para conservarlo? Es posible, no merece la pena para personas que solo buscan lo real, pero dime, ¿Acaso la realidad hace feliz a alguien? Si vivimos en un mundo de mentiras.
Si creemos promesas, sin pruebas de que se vayan a cumplir. Si nos hacemos ilusiones con cosas que aún no han pasado. Si imaginamos un futuro perfecto, mientras lloramos sabiendo que nunca va a llegar, pero somos felices inventando esa posibilidad.
¿Que si miento? ¿En serio me preguntas eso? Si no mintiera te diría lo mucho que te necesito, lo mucho que necesito lo que tenía hace dos años. Si no mintiera, te diría que odio cuando veo que no te importo. Pero callo, callo porque hay que saber mentir, hay que decir que estás bien para no preocupar al resto, para no estropear sus sonrisas, sonrisas que seguramente sean tan falsas como la mia.
Pero tal vez necesito esas mentiras tanto como ellos las mias, tal vez necesito engañarme a mi misma y creer que están cerca, que estarán ahí cuando los necesite, tanto como ellos necesitan que yo me lo crea. Eso es amistad, eso es amor.
Amor es soportar aunque duela, amor es dar tu felicidad por la de otra persona, y tener la esperanza de que eso consiga finalmente hacerte feliz a ti. Porque, existe esa posibilidad, ¿No?. Quiero creerlo.

Esto es lo que me robó el silencio, mientras tú no mirabas.

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