28 de noviembre de 2011

Nada cambia y yo sigo soñando.


Esta edad, solo es otro número. No siento que nada cambie.

Yo sigo siendo yo, yo sigo soñando. ¿Mayoría de edad? Bueno, solo es otra estúpida ley. Ahora puedo comprar alchohol y tabaco legalmente. Ya podría cambiar algo más. O no.
La verdad, no me gusta crecer, todos quieren ser mayores de edad, para entrar en discotecas, para comprar alcohol y tabaco. Bueno, yo me he colado en salas (No soy de discotecas) con 16 años, y llevo comprando alcohol y tabaco casi desde los 15, si no lo compro yo me lo compra alguien.
A mi, más que hacerme un favor, la ley de la mayoría de edad, me jode.

"Ya tengo edad para tomar decisiones importantes", "Ya tengo edad para irme de casa", "Ya no soy una cría", "Ya puedo ir a la cárcel". Sí, si ahora me defiendo de unas niñas con meses menos que yo que están dando por culo, tendré yo un problema.

En fin. Poco cambia para bien por tener 18 años. Y dentro de mi sigue todo igual.
Sigo sintiendome distinta, sigo sin desengancharme del pasado, sigo sintiendome sola por las noches y sigo buscando esa razón para ser completamente feliz. Sigo siendo la misma soñadora, la que necesita inventar un mundo distinto cada noche en su cabeza para poder dormir. Sigo enamorada de las películas de Disney y sigo odiando estudiar y amando salir los viernes al sitio donde todos me conocen y yo no conozco a nadie.
Creo, que es solo otro número. Sigo siendo yo.

Esto es lo que me robó el silencio a finales de noviembre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario