8 de julio de 2011

Desde el cielo.


Hoy volví allí arriba, y todo había cambiado, pero no lo suficiente.
Dejé de creer en la magia, pero eso fue hace tiempo. Perdí la fe en las personas e incluso decidí dejar de sentir para el resto.
En el fondo sé, que nunca nada cambiará lo suficiente. Que seguiré subiendo allí arriba, para escribir cuando no sirve ya desahogarse de otra manera, cuando ahoga la impotencia y nadie te coge el teléfono, cuando ya has pisoteado las falsas esperanzas y dejado de soñar. Sé que nunca dejaré de ser yo por completo. Que seguiré recordando, seguiré soportandome y soportandoles, sin poder abandonar mis letras.

Me hicieron cambiar tantas veces, que realmente nunca cambió nada, no me dieron tiempo a acostumbrarme a una vida cuando ya me imponían otra. No me dieron tiempo a intentar cumplir mis sueños mientras me ofrecían espejismos utópicos que se desvanecían al sonreirles.
Y el tiempo sigue pasando, y sigo siendo esa niña débil y tímida, esa que teme sacar lo que tiene dentro y, al mismo tiempo, no puede evitar hacerlo a la primera de cambio, arrepintiendose despues por confiar en quien desaparecerá como los propios espejismos.

Esto es lo que me robó el silencio, dandome cuenta de que la resignación forma parte de mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario